En el escenario empresarial contemporáneo, la protección de datos emerge como un pilar fundamental para la sostenibilidad y confiabilidad de las organizaciones. La creciente integración de tecnologías como redes avanzadas, inteligencia artificial y sensores ha redefinido la forma en que operan las empresas, creando entornos modernos impulsados por la automatización avanzada, la observabilidad, la ciberseguridad y los servicios digitales innovadores.
En este contexto de integración con estas tecnologías, la necesidad de proteger los datos personales se vuelve aún más apremiante, considerando las amenazas cibernéticas en constante evolución y la importancia de salvaguardar la información vital. Y los datos sensibles merecen una atención aún más especial.
En este panorama, la Ley General de Protección de Datos (LGPD) surge como la principal legislación para abordar el tema del tratamiento de datos personales por parte de las empresas, estableciendo límites y consensos.
Ya sea en las operaciones diarias o en proyectos con proveedores y socios, el cumplimiento de las leyes de cumplimiento y protección de datos no solo cumple con las demandas legales, sino que también refuerza la confianza pública y fortalece las bases para la innovación sostenible en el entorno empresarial moderno.
El dinámico panorama de la ciberseguridad plantea desafíos importantes para las organizaciones, especialmente en un mundo cada vez más interconectado. Actualmente, las ciberamenazas evolucionan en sofisticación y frecuencia, lo que exige una postura proactiva por parte de las organizaciones a la hora de proteger sus datos.
En el contexto empresarial, la ciberseguridad se convierte en una prioridad crucial, especialmente en sectores como el de las telecomunicaciones, donde la infraestructura de operadores y proveedores puede servir como puntos de entrada estratégicos para ataques en cascada a otras redes.
Brasil, siendo el mayor objetivo de ciberataques en américa latina, enfrenta una realidad desafiante, algo que resalta la importancia de estrategias sólidas de protección de datos en el país y en toda la región. Según el estudio, el ranking aún incluye a Colombia, Argentina, Chile, México, Perú y Venezuela.
Según datos de Trend Micro, en el primer trimestre de 2023, hubo un alarmante aumento del 31% en los ciberataques.
Esta escalada no sólo representa una llamada de atención para la comunidad empresarial, sino que también destaca la necesidad de invertir en soluciones de seguridad eficaces.
Un ejemplo emblemático de este escenario es el reciente caso de un ciberataque que dejó a una población sin acceso a internet. Este incidente ilustra vívidamente cómo los ciberataques pueden tener impactos directos en la infraestructura crítica, subrayando la vulnerabilidad de las redes y la urgencia de medidas preventivas sólidas.
Dado este contexto en constante evolución, la capacidad de anticipar y responder a las amenazas cibernéticas se convierte en un diferenciador competitivo crucial para las empresas que buscan preservar la integridad de sus datos y la confianza de sus clientes.
Los datos sensibles, tal como los definen las normas de privacidad, abarcan información sensible relacionada con el origen racial o étnico, creencias religiosas, opiniones políticas, afiliación sindical, así como datos relacionados con la salud, la vida sexual, datos genéticos y biométricos.
Es decir, se trata de datos personales un poco más específicos, que por tanto requieren un mayor cuidado.
La gestión responsable de esta información es crucial en una variedad de sectores, desde la atención médica hasta los entornos corporativos, donde la biometría se utiliza cada vez más para el control de acceso y otras actividades.
Para proteger los datos sensibles generados por las actividades empresariales, se pueden adoptar algunas buenas prácticas:
Establecer una visibilidad integral y un seguimiento constante de todos los entornos es fundamental. A medida que evolucionan las tácticas de los ciberdelincuentes, la implementación de soluciones de automatización para fortalecer las prácticas de monitoreo se ha convertido en una medida clave.
Desarrollar procedimientos y protocolos de respuesta a incidentes es crucial para mitigar daños potenciales en caso de emergencias. Las respuestas rápidas y eficientes ayudan a limitar las consecuencias de las filtraciones de datos confidenciales.
La implementación de controles estrictos de acceso y autorización también es esencial para evitar que partes no autorizadas tengan acceso indiscriminado a información confidencial. El establecimiento de políticas de acceso basadas en las necesidades minimiza los riesgos de una exposición inadecuada.
Restringir al máximo la información solicitada, almacenada y procesada es otra práctica eficaz. Además, el enmascaramiento de datos, especialmente en aplicaciones y sistemas que manejan información confidencial, contribuye a una capa adicional de protección.
lEn este contexto, son cruciales las evaluaciones y ajustes periódicos de los contratos con socios y terceros. Garantizar que estas partes también asuman la responsabilidad de los datos sensibles, cuando sea necesario, proporciona un control más completo y la viabilidad de la responsabilidad legal en caso de fugas o problemas relacionados con la información confidencial.
La adopción integrada de estas prácticas contribuye a fortalecer la seguridad de las empresas en relación con datos sensibles, promoviendo el cumplimiento de la normativa vigente y preservando la confianza de las partes interesadas.
A lo largo de este texto, exploramos los desafíos del panorama de la ciberseguridad en constante evolución, destacando la importancia de estrategias proactivas para las empresas, especialmente aquellas que operan con datos confidenciales.
Discutimos las mejores prácticas, desde el monitoreo integral de entornos hasta el establecimiento de protocolos de respuesta a incidentes, gestión de acceso, control y enmascaramiento de datos, así como ajustes legales a los contratos.
Ante este panorama, se vuelve imperativo comprender las razones para crear una protección efectiva, especialmente en el caso de la gestión de datos sensibles. Además de preservar la integridad de los datos, un enfoque proactivo refuerza la reputación de la empresa y la confianza pública.
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